Entrevistas

“Un país que no apoya a sus artistas es un país enfermo”
Entrevista a Ana Eulate, coreógrafa de la Compañía Pendiente
28 de julio de 2012

“Un país que no apoya a sus artistas es un país enfermo”

‘De un papel en blanco’ da nombre al último proyecto de Ana Eulate y la Compañía Pendiente, una obra que, según define su creadora, se sirve de diferentes colaboraciones. “Como la del pintor alemán Gabriel Schmitz, colaborador asiduo de la compañía. Sus dibujos se proyectan junto al vídeo. Él nos permite tener un efecto casi de espejo”, explica Eulate, que también destaca el valor que cobra la fotografía en el espectáculo: “la obra incorpora algunas imágenes del fotógrafo madrileño Pablo Linés, tienen gran fuerza poética y nos llevan al mundo surreal y tan real de la infancia”. La banda sonora, en la que se mezclan diversas épocas y estilos musicales, y dos bailarinas en escena conforman el resto de ingredientes que dan vida a una propuesta cargada de simbolismos.

P. Del total de 24 propuestas artísticas que han sido seleccionadas para esta tercera edición de Danza a Escena, seis están dirigidas al público infantil. ¿Qué lectura hacéis de este dato?

R. Creo que es un buen porcentaje, y le doy diferentes lecturas. Por un lado, la necesidad evidente de acercar estos lenguajes artísticos a los más pequeños, para sensibilizarles y ofrecerles la oportunidad de beneficiarse de las artes escénicas y del arte en general, para que nos regalen su capacidad imaginativa, que tanto puede enriquecer la obra, para crear futuros públicos, para fomentar el diálogo con sus padres. A menudo los padres dicen sentirse como niños tras acompañar a sus hijos al teatro. Por otro lado, le doy una lectura que tiene que ver con el estado de la creación y del mercado en este momento. Sabemos que una propuesta para público infantil puede tener actualmente más posibilidades de venta que una creación para público adulto. Están las redes y programas escolares, las sesiones matinales, los compromisos de los teatros de cara a programación infantil... Vemos a menudo compañías que sobreviven con trabajos para público infantil. A menudo los precios hablan por solos.

P. ¿Qué supone para una compañía como la vuestra, que ha desarrollado diferentes proyectos teatrales pedagógicos Europa o América Latina, que se abran en España oportunidades como este circuito o las campañas escolares que señalas?

R. Tengo la sensación de estar siempre comenzando. La diferencia es que, cada vez, comenzamos desde un lugar diferente, junto a una realidad constantemente cambiante. La pena es el cansancio, que mina mucha energía. Para una compañía como la nuestra, que ha recorrido tantos escenarios y países, cada oportunidad se celebra aún como la primera vez. ¿Parece extraño? A pesar de la experiencia, la situación real de las artes y de la danza en particular, en España, nos sigue poniendo en ese lugar precario, siempre precario. Seguimos teniendo la sensación de no encontrar un lugar desde donde existir con normalidad.

El hecho de crear redes federativas es muy importante, es necesario poner en relación lo público con lo privado en el impulso de la creación. Son probablemente los pocos medios que quedan para tomar fuerza. Para nosotros, como compañía, supone un poco más de visibilidad, tanto en el medio profesional como en la sociedad en general. Es necesario dar un lugar a la danza, como arte escénica, autónoma y válida por misma. Llamarla por su nombre, considerar su verdadero y profundo valor. Espero que estas iniciativas sirvan para ello, y tal vez a nosotros nos ayuden en este objetivo.

P. Qué diagnóstico haces de la situación actual que vive el mundo de la danza en España?

R. Grave, crítico, con un pronóstico muy pesimista... La danza en nuestro país pierde órganos vitales y miembros esenciales. Un cuerpo que ha costado constituir. Llevamos años tratando de ejercer la “curación alternativa”. Creíamos que conseguíamos algo pero tenemos una sensación de profunda fatiga. La rabia y la cólera están a un paso. Aún no se es capaz de reconocer cómo el hecho de practicar, observar y experimentar la creación artística potencia los diferentes talentos y establece bases de libertad y dignidad en el individuo. No creo que la danza muera, porque con ello moriría el ser humano. Está desapareciendo gente que ha hecho mucho por la danza, y se van en momentos de gran creatividad propia. Es realmente triste. Lo más patético es la ignorancia, el desdén, la desgana por dar a la danza el lugar que le corresponde; ello hace este mal crónico. Estamos perdiendo también la posibilidad de generar públicos conocedores, conscientes y sensibles; de hacer de la presentación escénica un intercambio real . Un país que no apoya a sus artes y sus artistas en un país enfermo...

P. Teniendo en cuenta la amplia experiencia que vuestra compañía acumula sobre los escenarios, ¿qué resulta más complicado, conectar con el público adulto o con los niños?

R. Los niños son muy honestos y espontáneos, reflejan lo que sienten a cada instante. Después se acercan, preguntan, quieren saber por qué esto o lo otro, llevarse un recuerdo o decir simplemente que no les ha gustado. Se agradece mucho. Se establece una conexión cuando entramos en su universo, cuando nuestra actuación es “desde” su mundo, no “para” su mundo. Sin embargo, los adultos somos más reservados, nos protegemos, queremos pensar y entender antes de identificar nuestras sensaciones. Esto hace más difícil saber si hemos conectado o no con el espectador, si nuestro trabajo lleva a algún lugar... Pero al mismo tiempo, con el adulto conectamos más desde lo que nosotros somos actualmente, desde las reflexiones que nos ocupan o preocupan. Si pienso en una conexión real, es más asequible la conexión con el adulto, y más compleja y misteriosa con el niño. Aunque a la vez, es más placentera con el público infantil y más incómoda o desafiante con el público adulto.

P. Su propuesta para Danza a Escena, ‘De un papel blanco’, está basada en un cuento de Yourcenar que relata cómo el talento artístico y la imaginación se convierten en la fuerza vital. Pero, cuéntenos, ¿cómo toma forma esta historia sobre el escenario?

R. Los cuentos, las leyendas, llegan a nosotros por transmisión oral, así cruzan fronteras geográficas y temporales. Así se añaden elementos, cambian las versiones, aparecen y desaparecen personajes e interpretaciones... Esta idea me ha permitido explorar el placer de integrar y mezclar diferentes imágenes, acercar épocas, combinar nuestras ideas imaginarias sobre la “gran China” con nuestra estética occidental. Es una libertad que me he tomado desde la noción de libertad intrínseca al cuento. Este espectáculo surgió en un momento en que tuve una gran necesidad de darme libertad, sin restricciones creativas, siguiendo mis intuiciones y casi diría mis caprichos. Decidí conscientemente permitírmelo.

En escena, se presentan paralelamente diferentes estratos. Un nivel principal, la danza. Y un plano posterior, la imagen, a través del vídeo, el dibujo y la fotografía. La idea de utilizar vídeo nació del deseo de integrar a niños y niñas en el proceso de creación. Desde hace años trabajo mucho con ellos. Orienté talleres al contenido de la historia, en escuelas y en otros contextos. Por razones obvias no podría tener siempre a los niños en escena, así que por qué no tenerles presentes a través de un vídeo, en la banda sonora... El contacto con ellos, mi experiencia con mi propia hija, que entonces estaba entre los 5 y 6 años de edad, ha marcado mucho mi tipo de trabajo, el intercambio. Vincent Ducarne, excelente artista de vídeo, marsellés, se sumergió de lleno en el trabajo y ha aportado un precioso caudal creativo.

P. ¿Qué le describirías de vuestro espectáculo a alguien poco habituado a la danza?

P. Es una obra que invita al público a dejarse llevar por las diferentes imágenes, en la que merece la pena seguir la historia como un niño, con libertad, a la escucha de las sensaciones que nos produzca, sin tratar de entender intelectualmente. Pasarán un rato de disfrute como se disfruta la poesía. A los adultos les diría que el contenido de la obra les sorprenderá por su profundidad y por la madurez que encierra en su aparente simplicidad.

P. ¿En qué trabaja Ana Eulate de cara al futuro? ¿Qué vendrá tras este ‘De un papel blanco’?

Aún le queda camino a este ‘De un papel blanco’. Por otro lado, estamos preparando una experiencia de intercambio entre niños y niñas de Marruecos y España, que enriquecerá el proyecto global y, con él, el espectáculo. Y mirando al futuro, si no han podido con nosotros, aún trato de comprender por qué me encontré tan blanco este papel... Seguiré indagando en él y trataré de averiguar lo que me haya enseñado en este tiempo, que no es poco. Me doy cuenta de que incido en un tema que llevo explorando hace tiempo, la dualidad. En esta obra vuelvo a lo mismo, a pesar del no saber y del vacío de la página que me ocupa. La secuencia filmada con dos hermanas gemelas, Charlotte y Violette Prabel, magníficas, de 11 años de edad, que podréis ver en este espectáculo, la vivo como fuente de una nueva aventura que ojalá pueda llevar a cabo. Dicen que un artista siempre está creando la misma obra...

Danza a Escena


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